La princesa que no quería ser rescatada

...y el dragón fue testigo de cómo escalabró al príncipe.

11 diciembre 2006

Confusiones

Ahora que a todo el mundo parece que le da por hacerle una visitilla al cirujano plástico para retocarse alguna de sus partes corpóreas y corporales, es como si a todas nos diera por lo mismo. Este fin de semana he escuchado por enésima vez, cómo alguien confundía churras con merinas, a la menda con las visitantes de corporacionestetastéticas y demás familia.
-Es que yo no sé cómo te has podido poner tanto...
-Esto venía de serie, hermosa mía -le dije.

Porque aunque yo no tenga ningún motivo para envidiar a esos escotes con piernas que sale en la tele, no significa que las que tengamos que utilizar una copa C (o D, depende la marca) de sujetador, implique el que nos hayamos tenido que gastar unas pelillas en pasar por un quirófano para lucir encantos que mano no cubre. Y el que esta persona (personaje más bien), crea que todo el monte es orégano porque ella lo único que no se haya retocado haya sido el bigote (y es lo que más falta le hace) no significa que las demás podamos tener tanto y otras tan poco.

Hace tiempo, cansada de bañadores de agüela, una amiga me acompañó a una tienda a comprarme un bikini más juvenil. Las dos elegimos los modelos y le pedimos a la dependienta que nos sacara la talla más grande que tuviera. Todo hay que decirlo: las tiendas normales de bañadores tampoco tienen tanta variedad de tallas. Bueno, pues ella me miró y me dijo: una 95 es la tuya. Y yo: mira, no, mejor dame más grande... Y ella que no, que me la probara. En resumen, que acabó dándome una talla más de varios modelos y nos entramos en el cambiador.

Las risas alarmaron a la dependienta (menos mal que la tienda estaba vacía) porque yo me probaba la parte de arriba de un bikini y mi amiga iba por tierra. Es que el asunto se salía por todos los lados: por arriba, por abajo, por los lados... Las dos llorábamos de la risa, al tiempo que yo me quitaba el bikini para probarme otro que era, o lo parecía, más pequeño aún que el otro, y no era suficiente para soportar tanta anatomía mía. Cuando la dependienta se acercó a preguntarnos que qué pasaba, yo le dije que me venían todos pequeños, y ella no se lo creyó.
-¡Déjame ver...!-no terminó la frase, puesto que al verme, cambió la cara y asintió.-Si, te viene pequeño.
-Pero muy pequeño...-me reía yo.

Acabé encontrando un bikini adecuado. Como los bikinis son de dos piezas (qué inteligente soy, cielos!), lo de arriba es proporcional a lo de abajo, y mi problema era superior, iba a andar descompensada. Pues en una tienda de la capital, encontré bikinis de copa C y D, que me venían bien de todos los lados. Y pude ir a la playa sin tener miedo de que se me cayeran las bragas del bikini al caminar.

Y ayer, este personaje, enteradísima ella de todos los modelos de lencería femenina del mundo, me hablaba de blonda, de encajes y de balconé, de tirantes de silicona, de corsés y sujetadores sin tirantes, de wonderbrás y leches en vinagre. Al preguntarme a mí cuáles utilizaba yo, me encogí de hombros.
-Yo, mientras tenga la copa C, como que me da igual...
-¿...qué es eso?
Y claro, al explicárselo, vino cuando me acusó de siliconarme lo que la mano no cubre.

Y pensar el pastorro que se habrán dejado las Yolasberrocales, las Malenasgraciasadios, y las Pamelasandersones siendo que a mí me salió gratis el asunto.

Otro día hablaré de cuando me cambiaron de sexo en el DNI y fui durante 5 años un hombretón. Me salió gratis también. Pero es que el recambio de sexo, también me salió gratis.

Eso sí: menos mal que no me pidieron que enseñara nada...

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Esos comentarios...

1La nobleza opina

  • At 8:30 p. m., Blogger Satrústegui said…

    Ya ves... muchas mujeres envidiandote por la talla... hombres envidiandote por el cambio de sexo y mujeres envidiandote por el recambio... vamos... eres la mujer más envidiable del mundo, enhorabuena.

    PD: afortunadamente siguen quedando mujeres naturales en este mundo. El día en desaparezcan me iré a vivir en un templo Shao Ling y retirarme de la vida carnal (que para muñecas de silicona, muñecas hinchables).

     

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