No hay mal que por bien no venga.

Ayer me dijeron que me daban para hoy la mañana libre. Yo era completamente feliz.
-¡Bien! ¡Con las ganas que tenía de que me dieran una mañana libre!
-¡Pero si tú vienes sólo por las tardes!- me dijo una.
-¡Serás aguafiestas...!
Pero oyes, que hay gente que se le olvida mi turno y tendrá que ver que a mí también me dan libre y que me alegro encima. Lo malo es que me han llamado hace un rato para decirme que prescinden de mis servicios por hoy (qué pofesioná suena eso, párdiez!) y no tenía a nadie a quién decírselo. Y como tengo un cerro de plancha, pues nada, aprovecharemos y esta tarde me iré a fundir mi sueldo en los regalos de navidad.

Hasta que no me decida a cortarme las piernas para solucionar mis problemas de pelos, tendré que aguantarme con depilarme con maquinilla. Indolora y rápida.

Voy a probar esa mascarilla que me he comprado pal pelo de la cabeza (tendré que especificar, digo yo) (habemos tantos...) (me habitan multitudes, los jodíos). Mi melena ha crecido de nuevo, casi sin enterarme, y ya luce preciosa por debajo de los hombros (arrugas y celulitis, amos, a patás, pero calvicie... como que no). Debo añadir que no es el pelo, es la percha :D

Tengo que hacer unos recados de mi señora madre, que son urgentísimos y vitales (ahora entiendo lo necesarias que son las sábanas bordadas para la vida humana en el planeta)

Tengo que llamar a mi agente de círculodelectores que ya tiene mi regalo (el libro de Rembrandt) y tendré que pagárselo. Y me lo tendrá que dar, claro. Digo yo, ¿eh?

Bueno, me voy con la plancha, que repite mi nombre. No, no hace falta que me envidiéis. Si todo es ponerse...

Ps: Yo sigo con mis búsquedas de empleo. Ahora les dan por descartarme. Si no cuento ná, es porque no hay novedades.

Ps2: Últimamente me gusta ser espectadora y hacer como que soy tonta. Veo cosas, me entero de cosas, y, aunque no las diga, prefiero mantenerme al margen y disfrutar de la vida contemplativa. Si alguien hace lo que no debería hacer, peor para él. Por sus actos, los conocerás. Pero no pienso mover un dedo.