La princesa que no quería ser rescatada

...y el dragón fue testigo de cómo escalabró al príncipe.

13 octubre 2006

A grandes males, grandes remedios.

Supongamos que vamos a casa de alguien que, si destaca en algo en esta vida, no es por su pulcritud precisamente. Una casa revela la personalidad de la persona. Pues vemos que esta personalidad es como muy pasota. Suelos que en vez de brillar, te quedas pegados a ellos. Cristales casi opacos. La grasa de la cocina, en donde has entrado a beber un vaso de agua -tó rallado-, chorrea desde el techo. Azulejos grises. Y si el agua ha hecho su efecto, o lo mismo ha sido el olor a añejo que existe en la casa, necesitas ir al báter (si, yo digo báter) a miccionar o a echar la pota, descubres que la lorre que existe en la taza ya forma parte del color de la porcelana. La bañera dejó de ser blanca: es marrón, con restos de a saber qué y a saber de qué cosecha fue. Y la mampara completamente opaca y blanca... o la cortinilla tiesa de tanta cal. Los grifos para qué contar...

Si vamos a una casa así, lo primero que pensamos es que son unos guarros.

Vale. Supongamos que vemos la tele y nos anuncian un producto de limpieza. Para comprobar su efectividad, te sacan la bañera más sucia (o aparentemente más sucia) en la que la dueña te dice que ya lo ha intentado todo, pero nada (¿y limpiar? ¿has intentado limpiarla de vez en cuando?), para echar un chorrillo del liquidillo que anuncia y ¡ooooooh! ¡a la primera pasada se va todo! Acto seguido, otro anuncio en el que te sale la cocina más asquerosa que parió madre (para mí, que no es grasa real je je je). Dos chuf chuf del producto en cuestión y ¡oooooooh! ¡y se va la grasa por completo por la parte por donde pasas la bayeta! ¡Alucinante! Continuamos viendo un lavabo azul que está todo blanco por culpa de los peligrosos restos de jabón... Bayeta... ¡Maravilloso! ¡Un aplauso! ¿Y la moneda de céntimos que ponen en el liquidito para que se vea lo potente que es? ¡Aleluya! ¡Yo ya no sabía qué hacer para limpiar mis monedas de céntimo! ¡Gracias, Dios! Y luego, te ves al gato comiendo la basura de la bola, rota encima de la encimera. Antes de matar al gato, limpia primero con lo que anuncian, porque este producto promete. ¡Guau! ¡Ya puedo morirme tranquila si veo al gato comer restos de basura encima de la encimera! Por cierto... ¿quién dejó ahí la basura?

Y lo más guay: cuando hacen la prueba de las mamparas de baño opacas. Yo alucino chirivitas. ¡Qué facilidad! ¡Te dan ganas de comprarlo todo y usarlo en cualquier sitio!

Y yo me pregunto: si los publicistas son personas humanas como el resto de los mortales... ¿porqué (pregunto yo) exageran así la suciedad en una casa? ¿No se dan cuenta que dirigen sus ventas a los más guarros?

Porque yo aún me acuerdo de un anuncio en el que aparecía una mujer que se había manchado comiendo picotas y exclamaba "una solución, quiero!". A ver, vida mía... ¿¿¿¿¿quién coño se mancha comiendo picotas???? ¿¿¿Y cómo????

Qué intriga, oiga.
Esos comentarios...

3La nobleza opina

  • At 6:16 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Oye, no te metas con el Silik Bang, y la suciedad se va en un bang, porque es un producto magnífico para la limpieza. Eso si, la publicidad de este y otros productos similares es bastante estúpida.

    Por cierto Eufrasia, me he mudado a http://perversoyvariado.blogsome.com porque el otro blog funciona de aquella manera. En fin, te espero por ahí.

     
  • At 6:51 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Supongo que estos anuncios son para demostrar que el producto sirve, pero la verdad es que parece como si hubieran esperando toda la vida a ese producto para limpiar la casa .
    Limpio mi casita , la, lará, larita...

     
  • At 5:32 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Por cierto doña Aldonza, le hemos puesto ya un enlace en el nuevo blog!

     

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